Pocos personajes históricos hay tan
denigrados como Daniele Riciarelli, al que cualquier guía de la Capilla Sixtina llamará con
desparpajo El Braguetón, por haber
adecentado El Juicio Universal de Miguel
Ángel, conforme al mandato del Concilio de Trento. Hoy, tras la exposición
llevada a cabo en la
Casa Buonarroti (Daniele
amico di Michelangelo), es también conocido no solo por su poderoso estilo
artístico, precursor del manierismo, sino también por haber sido el alter ego
de Miguel Ángel. En su peripecia vital, de intensidad creciente, se entrecruzan
los destinos de dos hombres tímidos y dos mujeres extrovertidas (Miguel Ángel, el propio Daniele, Vitoria Colona, Vicenta), en el centro mismo de los movimientos
tectónicos que han dado lugar a la modernidad: Catolicismo, luteranismo,
libertad, puritanismo, inquisición… Daniele (Nelo) llega a Roma en 1527 desde
su Volterra natal, obsesionado por el ideal renacentista de la inmortalidad,
para lo que sabe que deberá arrimarse al “dios” Miguel Ángel. Su peripecia
vital se superpondrá sobre la segunda parte de la existencia del Buonarroti, abismada
ante los grandes enigmas ocultas en el alma del Genio ¿se dejo seducir por el
luteranismo?, sin desdeñar cuestiones –diríamos hoy- de la crónica rosa ¿a
quien prefería el florentino en todos los sentidos, a Vitoria o a Tomaso de
Cavalieri? El curioso descubrirá aquí la obsesión por la fama de aquellos
personajes, el pánico a la muerte y la vulgaridad casi cómica de algunas de sus
reacciones, como las que provocó la llegada de Vicenta a aquel taller de
hombres solos.
En este panorama, un hecho terrible
pondrá a prueba aquella amistad. En febrero de 1564 el Concilio de Trento
ordena reformar los aspectos eróticos del Juicio Universal, la obra a que, más
que ninguna otra, Miguel Ángel ha encomendado su Segunda Vida, la de la fama.
Mientras buscan a un artista que se atreva a encargarse de ello, las delaciones
y los atentados se sucederán entre los miembros del “clan Miguel Ángel”; de
fondo humean las hogueras de la Inquisición. Daniele se verá abocado a una lucha
interior entre Dios y dios. El dramático desenlace, en el que tendrá su papel
un gran caballo, acabará con la vida de ambos amigos.
ESTE BLOG nace de la rebelión frente
a la injusticia. En la Trinitá
dei Montì, sobre las escaleras de la plaza de España, apenas un par de
turistas, uno de ellos mascando chicle, lanza un desganado vistazo a la
poderosa Deposición del Riciarelli. Unos
kilómetros más allá, en la
Sixtina , miles de borregos se espachurran simplemente por decir
que han estado bajo los frescos del Buonarroti. Ni siquiera sospechan a donde hay que mirar.
Si consigue elevar un par del
peldaños en la escalera de la Gloria al numen inmortal de Richiarelli, este
blog habrá cumplido su objetivo.
Jacques Millot
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